martes, 14 de julio de 2015

Sobre los cines de verano antiguos en nuestro barrio

Cartelera de cine de verano en la Piedra Escrita. Año 1950.

En esta entrada recogemos testimonios sobre los cines de verano en nuestro barrio. El contenido está tomado del blog Luchemos por Córdoba gracias a la cortesía de su autor, Manuel Estévez, cuyo artículo completo animamos a leer por la cantidad de información que contiene sobre muchos de los cines de verano que existieron en Córdoba desde los años 40.

"De todos los empresarios, quizás el más célebre y antiguo fuera Antonio Cabrera, hombre desde muy joven relacionado con los espectáculos. El fue el que en Córdoba, y con un puntero en la mano, iba desgranando los diálogos de las películas del cine mudo que se proyectaba en nuestra ciudad. Este buen empresario, de pequeña estatura y siempre con su lazo negro anudado al cuello, protagonizó una anécdota en la Plaza de San Agustín en los años veinte. Él, gran ojeador de artistas, oyó comentarios de que en la Plaza de San Agustín, y junto a aquella antigua fuente de ladrillo rojo que dominaba el centro de la plaza, se solía montar una pequeña orquestina que venía actuando ya varios días. Estaba compuesta por un trompeta y un tambor, que tocaban aires muy festivos y convocaban a mucha gente. El acudió allí, con ánimo de contratar a los “artistas” y se encontró en plena función con un “SACAMUELAS”, apodado “El Rápido”, que viniendo del pueblo de Alborote (Granada), se dedicaba a sacar muelas como era la costumbre por aquella época. Sentaba a los clientes en un elegante sillón, y mientras duraba la extracción, sus dos compañeros empezaban a tocar tambor y trompeta, con un compás lo bastante alto y airoso que atraía a la clientela. Cuando el agudo empresario se interesó por el número, “El Rápido” que tenía una enorme cabeza, adornada con un gran bigote y un rasurado pelado a lo “amadeo corto”, le dijo: “Sr. Mis compañeros empiezan a tocar en el momento en que yo llevo a cabo la extracción, para que de esta forma no se oigan los gritos de los pacientes”. Nosotros no somos ningún espectáculo, yo soy solamente un “sacamuelas” y mis compañeros músicos “disimulan” los posibles gritos de los clientes. Muy cerca de allí y en la casa de la esquina que luego pasaría a ser "El Bar Andaluz", vivía nada menos que Dora la Cordobesita, estrella del firmamento artístico español que se casaría con el torero Chicuelo y se marcharía a vivir a Sevilla.

Pero anécdotas aparte, en todo este trasiego de películas, de aquí para allá en sus pesadas sacas, que diariamente, muchas de ellas las transportaba la Agencia Garrido de la Calle Alfonso XIII. Hubo unas personas que durante muchos años fueron fieles a este mundillo de los cines. Así desde el que sacaba las carteleras, el que regaba el cine, el que hacía de acomodador, los porteros, los taquilleros, los del ambigú y como no los maquinistas. Quiero destacar muy especialmente a la familia de Juan Cabezas, que desde sus comienzos en la tienda de radios, “Nelson”, ubicada en la Calle María Auxiliadora, y posteriormente trasladada a la calle Los Moriscos, estuvo toda su vida ligado al mundo de la proyección y la empresa del cine. En esta labor le acompañó siempre su esposa Encarnita e incluso su hija. La extinta Peña “Los Amigos del Celuloide”, pudo certificar la entrega profesional de esta familia por el cine. La hija, después de fallecidos los padres, aún siguió trabajando en el Cine Coliseo San Andrés. Hay que decir que el maravilloso inmueble del Cine Coliseo, es propiedad de los hermanos Ortega Bueno, y en esa casa está a modo de "casero", el simpático "Lucas", gran aficionado al fútbol, y que en aquellos tiempos jóvenes de su equipo el "Andaluz", daba muestras de su amor propio y coraje. Rafael Nieto, que ese es su nombre de pila, fue un gran colaborador con don José María Izquierdo, el salesiano al que se le quedó pequeño el "Patio de los Eucaliptos" para acoger a tantos jóvenes para su Oratorio de verano."

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"Después de estos comentarios aclaratorios, este cine tomó el nombre de CINE ZARCO, y la película que marcó un antes y un después en este cine, fue la PELICULA FORTY, que fue una proyección, que gracias a unas gafas de cartón y con papel celofán verde y rojo, se pudo ver en relieve. En esta película, hay que comentar la escena, en la que el indio “lanzaba el hacha” y que en las primeras filas, no tuvieron más remedio que agachar la cabeza en claro movimiento de protección. Aquello se cundió por toda Córdoba, y dio más morbo si cabe a la película…
  
En el CINE FUENSECA, fue la película MUNDO DE NOCHE, la que hizo furor entre la gente joven aficionada al fútbol, pues se cundió que en dicha cinta, aparecía en un momento determinado el famoso “Pelé” que por aquellos tiempos estaba de máxima actualidad por su fama en los campeonatos mundiales de Suecia. (1958) En este cine hubo grandes llenos, y además se daba la circunstancia de que era el cine que echaba los mejores REPORTAJES DE NODO, que nos parecían importantes por el poquito fútbol que nos echaban.

Al estar el cine lleno y la gente esperando en la calle, inevitablemente la salida había que hacerla por la Calle Santa Marta, por la puerta situada exactamente enfrente de la Cooperativa de Ebanistas, que allí había. Sobre dicha Cooperativa, se decía que en tiempos, se desarrolló una sociedad masónica con todos sus ingredientes, hasta el punto de que varios socios, formaron parte de una determinada candidatura al Ayuntamiento de Córdoba en tiempos de la II República. Era famosa la bolsa solidaria que allí existía, llamada de: "Suelta o coge", todo ello en la más absoluto anonimato.   

Enfrente del cine estaba el embrión de lo que fue una importante razón social, como logró ser PEDRO ROMERO, allí empezó a comprar papeles, trapos, y todas las lanas que podía de aquellos colchones antiguos, y la verdad que montó su pequeño imperio, que durante muchos años, se ha lucido en la Calle Jesús y María, y durante varias décadas, ha sido un referente de los comerciantes intermedios. En la Fuenseca, en San Pedro, en Santa Rosa, y en la Calle Jesús y María, también llegó esta marca que como hemos dicho empezó en la Fuenseca, al lado de la barbería, que regentaba el marido de Isabel, de la saga de las Genaras. Lamentamos que hoy en día esta razón comercial, tan querida en Córdoba, se haya visto convertido en el negocio de la "Vaca que ríe", por la vaca que han puesto en la franquicia comercial que ha sustituido la mayoría de la actividad de esta empresa, 
  
Un poco más retirado se encontraba el CINE SAN CAYETANO, que se encontraba en la Avenida de Obispo Pérez Muñoz, en la acera en donde estaba la casa del torero Martorell, la fundición de Bernardo Alba y el taller de "Mata-palos", este cine ponía su cartelera junto a la fuente de la Piedra Escrita, y por aquellos tiempos, marcó época una película de Antonio Molina, que se llamaba EL PESCADOR DE COPLAS, éste artista malagueño había irrumpido con gran fuerza en el mundo de la canción y muy especialmente por su estilo único e inconfundible, que le hizo arrastrar tras de sí a muchas mujeres ya maduras que lo tomaron por su ídolo, Además por aquellos tiempos se publicó en la prensa que este artista malagueño se había dado a conocer en el Gran Teatro de Córdoba, en donde debutó al final de los años 1940. Luego también se recordó lo del famoso guiso de habichuelas que se comió en Córdoba, en casa de Manuel Rodríguez "Palitos", primo hermano de Manolete y empleado del Banco de Santander, y que según parece entabló una buena amistad con él. El día de su debut en el Gran Teatro de Córdoba, su atuendo de cara al escenario, era un traje bastante más grande que la talla que requería su estatura y en los primeros compases de su actuación, aquello fue motivo de sorna y risa entre los espectadores, pero a medida que fue cantando, se metió totalmente al público en el bolsillo, y faltó poco para que lo sacaran en hombros como a los toreros. Antonio Molina, había debutado en Córdoba y había triunfado. Cada vez que volvió a Córdoba, siempre recordaba lo del traje de su presentación."